19 marzo, 2024

Nos trasladamos al sur de Cantabria. Allí, sobre una loma que domina el curso alto de rio Ebro encontramos con los restos arqueológicos de la antigua ciudad romana de Juliobriga. Hoy día se han convertido en uno de los lugares de visita obligada para los amantes de historia de la Hispania romana, ya que aparte de conocer sus restos arqueológicos, nos podremos deleitar con un magnífico entorno natural y la excelente recreación de una “domus” romana.

Los orígenes de Juliobriga.

Año 27 a. C. Cayo Octavio Taurino acababa de ser proclamado emperador de todos los romanos. Ante la necesidad de reivindicarse militarmente, escoge el último reducto independiente del poder de Roma que quedaba en la Península Ibérica. Los cántabros, que llevaban por aquel entonces dos años resistiendo el último intento de las tropas romanas de conquistar su territorio. Sus castros en altura, o en las zonas de control de los profundos valles del norte de Hispania, estaban resultando difíciles de conquistar por los romanos. De ahí, que no podía haber un lugar mejor para la reivindicación del nuevo emperador Augusto.

Pocos meses después de su proclamación, Augusto desembarca en la ciudad romana de Tarraco, desde donde remonta el valle del Ebro al mando de siete legiones romanas. Entre los años 26-19 a. C., fulminan la resistencia cántabra, los castros son destruidos, sus guerreros hechos prisioneros, y su forma de vida borrada.

Inmediatamente Roma inicia la reconstrucción de la región siguiendo sus cánones culturales, sociales y económicos. En el norte decide la construcción de dos importantes puertos marítimos para comunicar por mar, Hispania, la Galia y Britania. Así nacen Portus victoriae Iulio brigensium (Santander) y Portus Blendium (Suances). En el sur tocando con la meseta se construye la típica ciudad romana para acoger una legión que controle militarmente la zona, su nombre Pisorica en los alrededores de la actual ciudad de Herrera de Pisuerga (Palencia). Por último, se decide la construcción de Iuliobriga, en honor al padre adoptivo de Augusto, Julio César, su cometido el control administrativo de los recursos de la nueva región conquistada por Roma.

Su situación geográfica era inmejorable, en plena calzada entre la meseta y los puertos antes mencionados ejercía el control de las mercancías, que viajaban entre la meseta y el Cantábrico. Pero además la nueva ciudad tenía el control del curso alto del rio Ebro, según el propio Plinio el viejo:

“El rio Ebro, con su rico comercio fluvial, nace en el territorio de los cántabros, no muy lejos de la ciudad romana de Juliobriga”.

A la búsqueda de Juliobriga.

Como queda señalado, Plinio el Viejo se hizo eco de la ciudad romana de Juliobriga. Aunque no fue el único autor clásico que lo hizo, ya que, entre otros Ptolomeo, dejó pistas a la arqueológica de la localización de esta ciudad romana, que fue abandonada por causas desconocidas en el siglo III d. C. Unos siglos antes de que se construyera sobre la misma la pequeña villa medieval de Retortillo.

La llegada del interés por la arqueología y el mundo antiguo en el siglo XIX, llevó a la búsqueda de Juliobriga. Ángel de los Ríos, periodista cántabro miembro de la Real Academia de la Historia, fue el primero en localizar los restos de la pequeña ciudad romana. Seguidamente fue puesto en conocimiento del Museo de Prehistoria y Arqueología de Santander, que se encargó de gran parte de las intervenciones efectuadas hasta la guerra civil. Por Juliobriga pasaron arqueólogos de talla internacional como Adolf Shulten.

Tras la guerra hubo algunas pequeñas campañas arqueológicas. Pero sería tras un nuevo parón, cuando en los años 80 se localizaron gran parte de los restos arqueológicos que podemos contemplar en la actualidad. Aun así, habrá que esperar al siglo XX para que Juliobriga dé el salto definitivo para despertar el conocimiento del gran público. Este se produjo en 2003, con la abertura de una domus romana que recrea con gran detalle esta típica vivienda de la cultura romana.

¿Qué podemos ver en Juliobriga?

Para comenzar la visita lo mejor es dejar el coche en la explanada habilitada en Retortillo, y que está situada junto a la Domus Romana de Juliobriga.  Posteriormente nos acercaremos a pie, a conocer la zona denominada de la Llanuca, a la que llegaremos a través del antiguo decumanus maximum de la ciudad de Juliobriga. Hoy todavía se contemplan restos del porticado que cubría los laterales del mismo. Una vez allí podremos ver los restos de tres grandes domus, que debieron pertenecer a destacados personajes de la ciudad Romana. Una de ellas no está excavada, las otras dos sí. Ambas han sido datadas a principios del siglo I, es decir pocos años después de la fundación de la ciudad. La más alejada tenía varias estancias denominadas tabernae, que deban al principal eje viario de Juliobriga. La otra, que parece algo posterior debió ser la más importante de la ciudad, con cerca de 1200 m2 y doble planta.

Restos del porticado del Decumanus
Restos del porticado del Decumanus
Restos de la mayor domus de Juliobriga
Restos de la mayor domus de Juliobriga

Tras esta visita retrocederemos sobre nuestros pasos para llegar al antiguo foro de Juliobriga. No son muchos los restos localizados del mismo, ya que en el siglo XII se construyó sobre él una iglesia románica. Por cierto, muy cerca del lugar principal de culto en época romana que era un templo anexo al foro, con gran probabilidad dedicado a júpiter. También nos podemos acercar tras traspasar la carretera al barrio más austero de la ciudad de Juliobriga, con diversas casas rectangulares apiñadas.

Iglesia románica de Retortillo
Iglesia románica de Retortillo
El foro de Juliobriga desde el campanario de la Iglesia
El foro de Juliobriga desde el campanario de la Iglesia
Casa de los Morillos de Juliobriga
Casa de los Morillos

Para finalmente acabar la visita a los restos arqueológicos situados junto en frente del último lugar, donde encontraremos los restos de otras dos domus romanas. Algo más pequeñas que las primeras y posiblemente posteriores, estaban dotadas de sistema de calefacción, con doble suelo sustentado por pilares de ladrillos por el que circulaba el aire caliente. La primera de ellas denominada La casa de los mosaicos, tenía varios de estos elementos de estilo geométrico en blanco y negro, desgraciadamente en mal estado. La segunda fue denominada Casa de los Morillos, gracias a la localización en ella de dos figuras metálicas en forma de toro, que servían para calentar las ollas. Esta última ha servido como modelo de la domus romana museizada.

Triclinium
Triclinium
Cubiculum
Cubiculum
Culina
Culina

Domus romana de Juliobriga.

Terminaremos nuestra visita en este museo de una casa romana. Las visitas son guiadas y bajo reserva. Tras acceder a la vivienda pasaremos por las diferentes estancias de una domus romana. Especial interés despierta la visión de tres de las partes privadas de la vivienda, la culina, el triclinium y el cubiculum, perfectamente expuestos. También del típico atrium, un patio que en este caso está semicubierto para soportar los rigores invernales de la Cordillera Cantábrica. La visita culmina subiendo a la planta superior de la casa romana, para conocer algunos de los hallazgos arqueológicos del yacimiento, y un pequeño museo explicativo de las guerras cántabras.

Los morillos hallados durante las excavaciones.
Los morillos hallados durante las excavaciones.

1 comentario en «Juliobriga, la ciudad romana de los cántabros.»

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