19 marzo, 2024

Aunque suene un poco raro, se puede decir sin miedo a equivocarnos que los visigodos están de “moda”. Durante cerca de tres siglos, el reino visigodo de Hispania protagonizó el paso de la antigüedad a la Edad Media en nuestro país. A pesar de eso, fueron muy escasas las publicaciones en el siglo XX. Un hecho subsanado con creces durante los últimos años de la mano tanto de historiadores, como de autores de novela histórica. Gracias a ellos podremos disfrutar en la actualidad de varias lecturas de contrastada calidad. Sin ir más lejos de la que os quiero hablar hoy, que ha sido llevada nuestras librerías por la Editorial Almuzara: Los visigodos. Historia y Arqueología de la Hispania Visigoda de Luis del Rey.

La arqueología visigoda.

No puedo negar que me gusta el enfoque que ha dado Luis del Rey a su obra. La arqueología visigoda es la gran olvidada en los yacimientos de España. Este hecho ha repercutido en que se cuente la historia de los visigodos con ciertas inconexiones. En definitiva, tenemos más constancia de los escritos visigodos que de restos arqueológicos.

Sin ir más lejos, solemos tener presente que, los romanos fueron una sociedad de ciudades y en cambio pensamos que el reino visigodo se volvió mucho más rural. Según Luis del Rey, no está tan clara esta dicotomía. Córdoba, Sevilla, Mérida, Barcelona o Toledo, por poner algunos ejemplos tuvieron una notable ocupación en el periodo visigodo.

Uno de los mejores ejemplos es Barcelona. La Barcino romana fue convertida en la primera capital visigoda de Hispania, incluso con anterioridad a la fundación del Reino Visigodo de Tolosa del otro lado de los Pirineos. Un aspecto que denota la importancia en este periodo es el hallazgo de dos sedes episcopales. La primera bajo la plaza del Rey y la Catedral Gótica de Santa Eulalia, en donde se han encontrado restos de un parte de la fachada, los cimientos de una posible aula para celebrar sínodos, y en especial una espectacular piscina bautismal con una gran cruz patada en su interior. El otro hallazgo es más reciente y bajo el subsuelo de la Basílica de los Santos Justo y Pastor, situada a unos 200 m de la anterior. Antes del Concilio III de Toledo en el año 589, bien podrían haber pertenecido a los dos credos cristianos practicados por los visigodos; el arriano y el católico romano.

Plaça del rei (Barcelona)
Plaça del rei (Barcelona)

La segunda de las grandes ciudades que visita Luis del Rey en la búsqueda de restos visigodos, es la ciudad más importante de la Hispania en la antigüedad tardía. Emerita Augusta, capital de la Diócesis Hispaniarum desde los tiempos del emperador Diocleciano. En el siglo V d. C. los pueblos bárbaros se hicieron con ella, primero alanos y luego los suevos. Estos últimos la convirtieron en su efímera capital durante el corto reinado de Réquila. Un siglo después, los visigodos durante el reinado de Agila posiblemente también la convirtieron en su capital. En la ciudad se han hallado diversos restos, como por ejemplo en la Basílica martirial de Santa Eulalia en honor de la patrona de la ciudad, entre ellos pilastras, frisos decorados, capiteles y lápidas funerarias. Aunque lo más interesante se halló en la zona arqueológica conocida como la Morería. Allí junto a los restos de la muralla romana, se han hallado viviendas visigodas que aprovecharon las antiguas domus romanas, una estancia romana, una vivienda visigoda, denota la decadencia económica del periodo.

Pero el gran eslabón perdido de los visigodos es Toledo. Capital del reino desde los tiempos de Teudis, o su sucesor Atanagildo (554-567). Lo cierto es que Leovigildo, el sucesor del anterior la convierte en su residencia habitual. Aquí la ausencia de restos arqueológicos que queden en pie es casi total. Solo se apuesta, y es discutido, que hay un tramo de muralla visigoda en la Cuesta de la Granja. Del resto nada.

Si acudimos a las fuentes escritas, principalmente las actas de los concilios, podemos deducir algunas cosas. La ciudad tenía tres grandes iglesias; Santa María, Santos Apóstoles Pedro y Pablo, y Santa Leocadia.  Además de la gran ciudad palatina que mandó erigir Leovigildo a imagen y semejanza de sus vecinos los romanos de Oriente, de los que copió literalmente su ceremonial real. No se ha encontrado nada. Todo son indicios y especulaciones más o menos consistentes. La mayoría de arqueólogos apuesta por la presencia en la zona arqueológica de Vega Baja de gran parte de esta estructura palatina, también existen detractores que lo niegan apoyados principalmente en la ausencia de murallas. Los restos visigodos hallados en la zona, han sido expuestos en museos de la ciudad, como el Museo de la Iglesia de San Román. Además de servir para sustentar otras construcciones posteriores, tanto musulmanas como cristianas.

La importancia de la religión en el mundo visigodo.

Durante el periodo visigodo la religión se convirtió en el principal eje de la sociedad. La iglesia ejercía un control político, social, judicial y económico, fue la verdadera compañera de los reyes visigodos. No hay que olvidar que la iglesia visigoda sufrió una profunda trasformación a lo largo de los casi tres siglos que dominaron en Hispana, los visigodos llegaron como arrianos y acabaron convertidos en paladines del catolicismo romano. Según las crónicas de la época, Luis del Rey nos relata que existían unas 70 sedes episcopales distribuidas por toda la Península y la Narbonense. De ellas seis eran las principales y adquirieron el papel de sedes metropolitas; Toledo, Mérida, Sevilla, Tarragona, Braga y Narbona.

Estas sedes metropolitanas debieron estar dotadas de complejos episcopales de diferente tamaño acorde con su importancia. En todos ellos se debían encontrar elementos comunes: La Basílica o Catedral era lugar de encuentro con los fieles, normalmente eran construcciones de planta de cruz latina y las más grandes tenían tres naves separadas por arquerías rematadas con un ábside principal, cuadrado o semicircular; Baptisterio, lugar de bautizo de los fieles dotado de una gran pila bautismal; Palacio episcopal, o residencia principal del Obispo; y por último un Aula para la celebración de los sínodos.

Lo evidente es quedan escasos restos de los principales antes nombrados. Pero si podemos acércanos a uno de un tamaño inferior, y uno de los que, en mejor estado se han conservado de la Península. De esta forma, Luis del Rey nos invita a conocer el Complejo episcopal de Egara, cerca de Barcelona en la industrial localidad de Terrassa. Lo componen tres iglesias, todas tres con diferentes vestigios visigodos; ábsides, tumbas, columnas, piscinas bautismales y en especial una magnífica pintura mural del siglo VI única en España. La de San Miguel es la que mantiene un aspecto más cercano a la original de época visigoda.

Complejo episcopal visigodo de Egara
Complejo episcopal visigodo de Egara

Aunque no existan grandes complejos episcopales, las iglesias son el mejor presente que hemos conservado del Reino Visigodo. Muchas de ellas, evidentemente, han sido rehabilitadas a lo largo de los siglos, incorporando elementos arquitectónicos de diferentes estilos artísticos.  En España algunas de las más representativas son: San Pedro de la Nave (Zamora), San Juan de Baños (Palencia) o Santa Comba (Orense). Portugal también tiene destacados ejemplos: Sao Torcato (Guimarães) o Sao Pedro de Balsemao (Viseu). A todas ellas dedica Luis del Rey un interesante capítulo, para descubrirnos los secretos escondidos en los dibujos esculpidos en sus piedras, motivos geométricos, vegetales, zoomorfos e incluso antropomorfos.

Eremitas y enterradores.

Los eremitas tienen su origen en el desierto egipcio en el siglo IV. La propia Biblia fomentaba esta forma de servir a Dios, alcanzado la perfección y el perdón eterno tras desposeerse de todos los bienes y dedicar su vida por completo a Dios. En los siglos siguientes muchos hombres, y algunas mujeres, decidieron seguir esta práctica en los amplios territorios cristianos.

La Hispania Visigoda no fue ajena a esta corriente, a pesar de estar incluso perseguida por las autoridades eclesiásticas visigodas. El canon 5 del Concilio VII de Toledo, celebrado en el año 646, criticaba la actitud de los eremitas, que, sin ser instruidos por las reglas de la Iglesia, se atrevían a meditar y entablar una conversación directa con Dios. Algunos eremitas fueron perseguidos y obligados a convivir en los monasterios visigodos.

Su principal refugio fueron las cuevas, construcciones austeras, excavadas a veces incluso por ellos mismos y reacondicionadas para vivir. Luis del Rey nos revela algunos ejemplos; como el Eremitorio de Urarte (Álava) o la Cueva de San Genadio (León). Algunas de las cuevas, a pesar de las persecuciones, se convirtieron en un verdadero refugio de comunidades de eremitas. Con el tiempo, tras la caída del Reino Visigodo en el año 711, con la llegada de los musulmanes, se fueron convirtiendo en auténticas iglesias excavadas en piedra. Algunas siguen utilizándose en la actualidad, como, por ejemplo, en la zona de Valderredible, al sur de Cantabria. Esa es precisamente la zona de España donde más ermitas rupestres encontraremos, a lo largo de toda la parte sur de la Cordillera Cantábrica.

Ermitorio de Urarte
Ermitorio de Urarte

Los visigodos enterraban a sus muertos fuera de las ciudades, costumbre romana. En torno a las iglesias antes señaladas hay numerosas tumbas. La mayoría de ellas adosadas a los muros por el exterior de la iglesia, ya que con mucha probabilidad los enterramientos en el interior de la misma estarían prohibidos. A pesar de eso, se han localizado algunas en el interior de las mismas, y ya más extraño, es la localización de algunas tumbas en los mismísimos ábsides de las iglesias. Es evidente que los allí enterrados debían ser destacados personajes, los obispos es una buena opción, la otra opción daría respuesta a otro de los grandes interrogantes, ¿dónde se enterraban los reyes visigodos?

Iglesia rupestre de Santa María de Valderredible.
Iglesia rupestre de Santa María de Valderredible.

La respuesta a esa pregunta es muy compleja. En la Hispania Visigoda los reyes no construían los grandes mausoleos de sus homólogos ostrogodos, recordar en Rávena el de Teodorico el Grande. A través de los textos conocemos donde murieron muchos reyes, pero ninguno nombra donde fueron depositados sus cuerpos. Empecemos a especular.

Según fuentes medievales posteriores, como la del siglo X del gran historiador árabe Ahmad ibn Muhammad al-Razi, conocida como la Crónica del moro rasis, algunos reyes visigodos fueron enterrados en un panteón real situado en vieja iglesia visigoda de Santa Leocadia, no confundir con la actual situada en la ciudad de Toledo. Recordemos que la visigoda no se ha localizado.

Otros eligieron sus retiros espirituales para ser inhumados. Sirva como ejemplo el rey Chindasvinto (642-653) que fue enterrado al parecer en el monasterio de San Román de Hornaja (Valladolid). Allí, durante una campaña arqueológica se descubrió un sarcófago que contenía los restos óseos de un hombre y de una mujer más joven.  Lo fácil, ante la falta de pruebas, es especular que eran los de Chindasviento y su esposa Reciberga, perdóname el inciso, menudo nombre le pusieron a la niña.

Dejando de lado los reyes, un buen lugar para visitar son los enterramientos visigodos más célebres. Las necrópolis del periodo visigodo excavadas en piedra. Muy escasamente estudiadas, ya que han permanecido siglos a la intemperie en grandes camposantos situados en medio de la naturaleza, por lo tanto, muy a mano de los amigos de los ajeno que continuamente han profanado sus restos. En las cercanías de las iglesias rupestres del sur de la Cornisa Cantábrica hay muchas, como la de San Pantaleón en Valderredible. Pero también distribuidas por otros rincones de la Península, como la necrópolis visigoda de Ercávica (Cuenca). En este apartado Luis del Rey no deja de preguntarse, por una cuestión trascendental. ¿Cuántos de los allí enterrados eran visigodos, cuantos hispanorromanos, y cuantos hispanovisigodos, estos últimos nacieron con Recaredo en el año 589?

Necrópolis visigoda de San Pantaleón
Necrópolis visigoda de San Pantaleón

En definitiva, una de las grandes conclusiones, tras leer este libro de Luis del Rey, es que empezamos a conocer muchas cosas de nuestro pasado visigodo. Pero aún más nos faltan por conocer, existen numerosos interrogantes, que dejaremos en manos de los jóvenes historiadores, que tienen en el Reino Visigodo una gran plataforma para seguir indagando en nuestra historia. Mientras, no dejéis de disfrutar de esta visión tan particular de Los visigodos. Historia y Arqueología de la Hispania Visigoda de Luis del Rey Schnitzler

Los visigodos en Historioteca
Los visigodos en Historioteca

3 comentarios en «Los visigodos. La arqueología de un reino eminente religioso.  »

  1. Muchas gracias por la reseña. Veo que mencionas bastante Valderredible en Cantabria. Es un espacio especial con la mayor concentración de eremitorios altomedievales que conozco en la Península, donde, sin duda, confluye lo visigodo con la etapa de repoblación de los últimos siglos del primer milenio. El eremitorio de El Tobazo, por su entorno, es, en mi opinión, el más impactante, aunque luego están las iglesias de Arroyuelos, Presillas de Bricia o de Santa María de Valverde, que son una delicia, amén de otros muchos espacios como San Pantaleón que aludes. En el libro sobre los visigodos menciono Valderredible, pero no profundizo en su arquitectura rupestre, algo que sí hago en otro: Rutas Históricas por la Península Ibérica, en el capítulo dedicado a los eremitorios del Alto Pisuerga y Valderredible. Un saludo

    1. Gracias a ti por acercarnos esa nueva visión sobre los visigodos. Como he dicho, me ha gustado mucho el enfoque que les has dado. La arqueología visigoda está bastante olvidada. Por otro lado, sin ir más lejos, había leído algo sobres las runas, pero siempre lo había asignado al mundo vikingo. Que los godos también las usaran no deja de ser la constatación del origen geográfico común de ambos pueblos.
      Valderredible me sorprendió, aparecí por allí hace un par de años de casualidad, y me pase toda una tarde recorriendo el lugar. Aunque de origen fuera visigodo, debió tener mucha más importancia tras la llegada de los musulmanes.
      Gracias también por acercarte por aquí, y me apunto tus recomendaciones.
      Un abrazo.

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