19 marzo, 2024

Atila, rey de los hunos, es uno de los personajes históricos más controvertidos. Por un lado, se le asigna un papel fundamental en la caída del Imperio Romano de Occidente, al hacer que sus huestes recorrieran el mismo sembrado el caos y la confusión. Aunque, por otro lado, se le asignan varias derrotas importantes, que nos hacen dudar, si realmente este papel preponderante asignado fue tan determinante.

Los hunos.

El origen de los hunos es bastante confuso, es evidente que se trata de uno de los múltiples pueblos que vivían en las estepas orientales que van desde el Mar Negro a la actual Mongolia. Todos tienen en común la vida nómada, en búsqueda de los mejores pastos para sus rebaños y en especial sus excelentes dotes de jinetes.

Los hunos fueron descritos por los historiadores tardorromanos, como Amiano Marcelino o el godo Jordanes, como el más feroz de los pueblos bárbaros. Según los cuales, estos eran hijos de los espíritus inmundos, pequeños, pero fuertes y extremadamente ágiles. Una característica que no dejaron pasar en sus descripciones era su rala barba, producto de las incisiones a cuchillo que los progenitores ingerían en los rostros de los recién nacidos, para que se empezaran a acostumbrar al dolor de la guerra. La cual practicaron como forma de vida, convirtiéndose en especialistas jinetes y los más certeros con un arco en las manos. No dejaban a sus corceles ni siquiera para comer, ya que bajo su montura llevaban la carne cruda que necesitan ingerir.

Es complicado conocer su historia, pero si en el siglo III a.C. los chinos empezaron la construcción de su Gran Muralla para defenderse de estos, siete siglos después, a principios del siglo V d. C. ya se encontraban pactando tierras con el Imperio Romano en la frontera de la provincia de Panonia. En ese largo periodo los hunos tuvieron importantes cambios a nivel social, evolucionado de pequeñas tribus regidas por un caudillo militar, a una sociedad controlada por un monarca.

Atila, el rey uno más importante
Atila, el rey uno más importante

 

 

El rey Atila, terror del Imperio de Oriente.

Tras guerrear durante años con los persas sasánidas y ser derrotados por los herederos del gran Sapor II, los hunos llegan a Europa a finales del siglo IV d. C. En su camino hacia el oeste y atraídos posiblemente por el esplendor del Imperio Romano, van chocando sucesivamente con los pueblos bárbaros asentados en los limes imperiales, godos, alanos o alamanes son progresivamente empujados. El resultado fue la ruptura de la frontera del Rin, en la funesta noche para el Imperio, del 31 de diciembre del año 406.

Durante este periodo los reyezuelos hunos son poco conocidos, y posiblemente ninguno de ellos tuviera un control total sobre los territorios conquistados. Del primero que se tiene clara constancia es de Rugila, que según las crónicas romanas y por orden del emperador de Oriente Teodosio II (408-450), recibía 350 libras de oro anuales, con el fin de evitar el asedio de los hunos a la capital Constantinopla.

A la muerte de Rugila le suceden Bleda y Atila, supuestamente sobrinos del primero. Tras un periodo de relativa calma, ambos inician el asedio de las provincias romanas de Ilírico y Tracia, el motivo poder ir incrementado el valor de los tributos que el Imperio les debía abonar, que llegó a ser de más de 2000 libras de oro anuales. El Imperio de los hunos iba ganando poder, buena cuenta de ello fueron los tratados de libre comercio de estos con la poderosa Roma. No queda claro, pero en el año 445 Atila aparece como rey único de los hunos, su hermano había sido asesinado, no es de extrañar que el principal sospechoso sea el propio Atila.

El Imperio de los hunos a mediados del siglo V
El Imperio de los hunos a mediados del siglo V

Atila pone rumbo a Occidente.

En el año 450 los planes de Atila sufren un vuelco, le llega a su poder una carta de Honoria, hermana del emperador de Roma Valentiniano III (425-455), en la cual esta le pide matrimonio al mismísimo rey de los hunos. Para Atila se abre la puerta a su intervención en Occidente con el fin de reclamar su dote, que consiste en la mitad de los territorios de su futuro cuñado, es evidente que todo esto no era más que un mero pretexto para invadir la Galia.

El ejército invasor estaba compuesto por hunos, ostrogodos, gépidos y alanos, estos pueblos bárbaros ejercían de vasallos de los primeros. Como es habitual en los recuentos de esta época, el hinchado de cifras es habitual, ya que hablan de alrededor de 700.000 hombres. Enfrente se encontraron el que está considerado como el mejor general romano del siglo V, Flavio Aecio, que reunió al mayor ejército disponible, con soldados romanos acompañados por francos y visigodos, estos últimos pueblos bárbaros que ejercían el poder de facto en la Galia romana.

Ambos ejércitos se encontraron a tres jornadas de camino de Lutecia, (Paris). Era el 19 de septiembre del año 451. La batalla, conocida como la de los Campos Cataláunicos, fue una autentica masacre para ambos contendientes. Pero las fuerzas de Flavio Aecio ganaron la partida por la conquista de la colina que servía para controlar el campo de batalla. Los hunos huyeron hacia el este con Atila en el centro de la formación para favorecer su protección.

Flavio Aecio no acabó con el rey de los hunos. La historia especula con la falta de decisión del general romano, al que se le ha achacado que no quiso eliminar un rival importante, con la finalidad de no perder importancia dentro de la estructura imperial. Pero no podemos dejar pasar por alto la muerte de Teodorico el rey de los visigodos, que pudo ejercer de freno para seguir la batalla. Ni olvidar el enorme número de muertos que para los romanos tuvo la misma, y que mermó considerablemente las opciones de derrotar definitivamente a Atila.

Atila tenía la obligación de resarcirse de la derrota en la Galia, y el nuevo objetivo era la propia ciudad de Roma. De camino atacó un gran número de ciudades del norte de Italia, entre ellas Patavium (Pavía) o Mediolanum (Milán) en ambas consiguió suculentos botines de guerra. Flavio Aecio no acudió en ayuda de Roma, detrás puede estar su enemistad con el emperador, de tal forma que la ciudad eterna quedaba en manos del rey de los hunos.

Pero su camino se truncó, los motivos también son desconocidos. Según las fuentes cristianas, en este caso Próspero de Aquitania, el Papa León I salió al encuentro de Atila, en una inusitada reunión con este a orillas del rio Mincio. En la misma el rey huno se quedó tan impresionado por la presencia papal que decidió retroceder, se habla de que Atila era un gran supersticioso. Se hace difícil pensar que ese fuera el motivo, y la historiografía se decanta por la epidemia de peste que recorría Italia y que causaba enormes bajas entre sus hombres.

El encuentro entre Atila y León I
El encuentro entre Atila y León I

La muerte de Atila.

En los siguientes años Atila intentó sin éxito bloquear Constantinopla, enfrente se encontró con unos de los emperadores orientales más determinantes para la continuidad del mundo romano en Bizancio, Marciano, que contuvo las acometidas de los hunos y cortó el suministro de dinero a las arcas de Atila. Este se volvió contra el pueblo de los alanos, que pidieron ayuda a los visigodos para derrotar a las huestes hunas.

En este ambiente de decadencia de los hunos en Europa encontró la muerte Atila. Fue durante su enésima boda, resaltar que los hunos practicaban la poligamia. La nueva afortunada era la princesa goda Ildiko. El enlace tuvo lugar en su palacio de madera a orillas del rio Tisza. Tras la fiesta en la que ingirió gran cantidad alcohol se subió a sus aposentos junto a su nueva esposa. Fue la última vez que se le vio con vida, a la mañana siguiente apareció muerto rodeado de un charco de sangre. Al parecer según las fuentes no tenía ninguna herida, de ahí que la versión oficial de la muerte fuera una hemorragia nasal, que, ante la imposibilidad de despertarse de la borrachera, hizo que muriera ahogado en su propia sangre.

 Grabado representado a la muerte de Atila
Grabado representado a la muerte de Atila

En este punto, nos podemos volver a hacer la pregunta que da título a este artículo. Muchas veces hemos leído o escuchado el papel preponderante en la caída del Imperio Romano de Atila. Se le ha colocado sin decoro a la altura de los grandes conquistadores como Alejandro Magno o Gengis Kan. Al leer sobre él es fácil pensar en que es fruto de la propaganda de los historiadores tardorromanos, en pos de buscar responsables a la decadencia de Roma. Nunca pudo con Occidente, donde fue derrotado por Aecio, y no fue capaz de llegar a Roma, como si hicieron Alarico anteriormente, o Genserico tras la muerte de Atila. Aún menos con la parte oriental, donde se comenzó a perpetuar el mundo romano, mientras los hunos se enzarzaban en luchas internas para suceder a su último gran líder Atila.

Lecturas recomendadas:

Comprar. El fatal destino de Roma. 

Comprar. El Imperio romano en crisis. 

Comprar. Ab urbe Condita.

Comprar. El saqueo de Roma. 

 

Más info:

Los enemigos de Roma, Fhilip Matyszak, Ed. Oberon, 2005

La caída del Imperio Romano, Adrian Goldswhorty, Ed. La esfera de los libros, 2009

Atila y los hunos, breve historia, Ana Martos Rubio, Ed. Nowtilus, 2011

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