19 marzo, 2024

Hace unos días en el trascurso de mí búsqueda en pos de ver una película, me volvió a aparecer el misterioso pueblo de los agotes. Desde ese momento me puse a buscar información sobre ellos, conocía de lecturas anteriores su marginación, pero la pregunta es evidente, ¿por qué?

Los agotes

Al hablar de los agotes cuesta incluso definirlos; ¿raza?, ¿etnia?, ¿tribu?, ninguna de estas palabras habituales a la hora de describir un colectivo de personas perece servirnos. Más bien podemos decir precisamente eso; colectivo de personas a las que les unía su estatus de perseguidos, repudiados y estigmatizados.

Las fuentes más antiguas sobre agotes, nos relatan la religiosidad de estas personas, aunque no debemos olvidar que en los siglos XVI o XVII el cristianismo parecía un monotema. De ahí que conozcamos como eran tratados a la hora de entrar en la iglesia, a la que, por ejemplo, entraban por una puerta diferente. Tampoco les era permitido tomar la comunión junto al resto, el cura se aproximaba a ellos en el rincón que ocupaban, y por supuesto tenían su propia pila bautismal apartada del resto.

Fuera de la iglesia, conocemos que eran apartados a los barrios más alejados del centro de la población. A la hora de mezclase con el resto de ciudadanos se les obligada a mostrar su distintivo de agote, una pata de ganso o pato elaborada en un paño de color rojo, y evidentemente en el lugar más visible. Obviamente no les eran permitidas las relaciones personales con el resto de ciudadanos, y se les impuso una férrea endogamia.

Agotes con la señal de la pata de ganso
Agotes con la señal de la pata de ganso

Áreas de distribución de los agotes.

El ámbito geográfico donde se localizaron a estas personas, va desde el norte de Navarra, a algunas zonas del País Vasco, o la Jacetania. A estas habría que sumar algunas zonas del otro lado de los Pirineos, como el País Vasco francés, o la comarca del Bearne, según algunas fuentes su número en estas zonas fue incluso más importante que en España, pero también se libraron antes de estas persecuciones. Al menos sobre el papel, ya que no aparecen rastro de estas en el siglo XIX. Sí queda constancia de la quema de escritos con las represivas leyes hacía los agotes, durante los años que duró la Revolución Francesa; la libertad, igualdad y fraternidad parecía no concordar demasiado con la actitud de los ciudadanos ante los “cagots”, como eran conocidos en el país vecino.

mapa de la zona donde existieron agotes, a principios del siglo XVI
mapa de la zona donde existieron agotes, a principios del siglo XVI

Pero si nos tenemos que acotar el espacio, como mayoritariamente han hecho los estudiosos del tema, deberíamos centrarnos en el pequeño valle navarro de Baztán. Y ya, sin nos atrevemos a señalar el último rincón donde se concentraron estos marginados, llegamos al barrio de Bozate, en la localidad de Arizkun, lugar donde en pleno siglo XX se seguía señalando la presencia de agotes.

Os invito a conocer uno de los últimos libros, que hablan sobre el mundo de los agotes. Si lo compráis a través del siguiente enlace estaréis colaborando con nuestro blog
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Breve historia del pueblo de los Agotes.

A falta de cualquier prueba fidedigna sobre el origen de los agotes, debemos pensar que ya en el siglo XV, e incluso con anterioridad estas personas pudieron estar marginadas. Un escrito de 1460 delata como los habitantes del Bearne, en aquellos momentos bajo el amparo del Príncipe Gastón de Navarra, pedía a este que prohibiera a los “cagots” caminar descalzos por la calle para evitar infecciones al resto de la población. La petición fue denegada por las autoridades, una muestra de que la persecución no tenía justificación.

¿Cuántos años habrían pasado desde que se sintieran marginados, para dirigirse al Papa de Roma León X, con la petición de igualdad de trato dentro de la iglesia? Es una pregunta, que debemos valorar en su justa medida, ya que seguramente habían pasado varias generaciones. La repuesta Papal, gracias a la intervención del arcediano de Pamplona, llegó seis años después de haber sido expuesta, en 1513. La Bula Papal decía que los agotes debían tener idéntico trato que el resto de los fieles en el interior de las iglesias. Algo que refrendaron las Cortes de Navarra y el propio Emperador Carlos V. En vano, ya que en 1534 la situación era la misma, al menos en el valle de Baztán, donde llegó una misiva firmada por Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, prohibiendo el trato vejatorio bajo multa de mil florines. La misma volvió a resultar en balde, los ciudadanos del valle volvieron a negarles a los agotes el derecho a vecindad.

Los decretos en defensa de los agotes siguieron llegando, al menos hay constancia de uno 1548 y otro durante el reinado de Felipe II en 1582, como los anteriores con idéntico resultado. En el siglo XVII son múltiples los juicios a los a que fueron sometidos los habitantes del valle, por seguir con la discriminación contra los agotes, estos no solo seguían siendo marginados, sino que se les robaba el pescado o se le quemaban los árboles frutales.

Fuera del Baztán también se hallan documentos de esta cruel persecución. Un ejemplo lo encontramos en 1696, con la petición que D. Miguel de Mendizábal cursó a la Junta General de Tolosa. En ella demandaba la expulsión de los agotes de esta población guipuzcoana. La junta accedió a esta petición declarando que los agotes tenían dos meses para abandonar la provincia en cuestión. Estos se negaron y dos años después era ratificada la expulsión, esta vez desde la propia capital de la provincia, San Sebastián.

El siglo XVIII siguió por los mismos derroteros. Pleitos a los habitantes de Navarra, recursos de los agotes y embargos y prisiones para estos incapaces de pagar los propios recursos al ser sometidos a continuos robos. Es decir, una interminable historia de marginación y aunque nos repitamos sin motivo aparente. Habrá que esperar al siglo XIX, para que los agotes comiencen a vislumbrar una salida de túnel. La diputación de Navarra prohíbe, ya no solo la marginación, sino incluso que a cualquier ciudadano se le tache de agote. El texto, no tiene desperdicio:

“Esas y otras conjeturas y vulgares tradiciones han sido causa de que hasta ahora se les haya tratado con notorio desprecio, reputándoles viles y excluyéndoles de todos los oficios públicos y aún puede decirse que del trato social y civil”

Seguidamente alega que son católicos y navarros y por lo tanto suplica que se les conceda por ley:

“que a nadie se llame agote, so pena de injuriador el que tal digere y que los denominados hasta ahora tales, hallándose avecindados a los pueblos o sus barrios o arrabales, sean respetados como los demás vecinos o habitantes para todos los efectos y oficios, según la clase a que deben corresponder”

Desde ese momento el único lugar de donde surgen noticias sobre la marginación de los agotes es el nombrado barrio de Bozate. Los motivos siguen siendo una incógnita. Como bien dice Javier García-Egocheaga Vergara autor de uno de los últimos estudios sobre los agotes, después de su paso por el barrio.

“no se me volverá a ocurrir preguntar en Bozate sobre los agotes. Unos negaban haber escuchado esa palabra, otros reaccionaban como si preguntara por Drácula en Transilvania, y los más educados, que eso eran leyendas y rápidamente me hacían cambiar de conversación”.

El origen del pueblo de los agotes.

Si asistiéramos a una reunión de estudiosos del mundo de los agotes, sin dudarlo este sería el tema estrella de la misma. En mi humilde opinión parece que se busque una explicación a un aspecto que simplemente no la tiene. Los motivos por los que se humilló y despreció al primer agote, pueden estar bien apartados de su origen, y posiblemente tengan que más que ver con algún tipo de malformación o enfermedad que al lugar de origen de este individuo, o no…

El primer origen que se les asignó a los agotes fue el godo. Es decir, mil años después de que estos sometieran a los pueblos asentados en la Aquitania, vuelven a salir a la luz como pueblo marginado, una versión que cuesta de entender. Es cierto que los agotes, tienen su origen en la Edad Media, a pesar de no salir en las fuentes hasta el siglo XV, pero de ahí a que grupos reducidos resurgieran socialmente tras varios siglos de oscuridad en las fuentes, parece muy descabellado. Me quedó con una posible explicación; que la palabra agote surgiera como un insulto a estas personas: “ca-got” en francés (perro-godo), esto sí parece más factible.

Otro de los orígenes asignados entre los siglos XVIII y XIX fue el gitano. Es este caso, sí que hay una coincidencia temporal muy importante, ya que tanto unos como otros se les localiza en el Península Ibérica sobre el siglo XV, y en el caso de los gitanos se manifiesta su presencia en tiempo de los Reyes Católicos. Pero visto en perspectiva, qué poco tienen que ver como sociedad los gitanos y los agotes. los primeros defendieron sus tradiciones, e incluso su lengua romaní, a “capa y espada”, los segundos vivieron en completa sumisión.

Niñas gitanas, una imagen que las diferencia bien de los agotes.
Niñas gitanas, una imagen que las diferencia bien de los agotes.

El origen cátaro de los agotes, es temporalmente e incluso geográficamente el más plausible. Los cátaros se arraigaron en la Occitania francesa entre los siglos XI-XIII, contando con el favor de nobles y reyes aragoneses. A mediados de ese siglo prácticamente desaparecen al ser víctimas de las persecuciones de las cruzadas papales. Pero incluso en el siglo XIV, siguen apareciendo en algunos registros inquisitorios, hasta desaparecer por completo, se dice que escondidos en montañas y bosques pirenaicos. Un siglo después los agotes hacen presencia en el mismo espacio geográfico, pero en la parte occidental de los Pirineos. Uno de los principales defensores de esta teoría es Xabier Santxotena Alsua, escultor y poeta descendiente de agotes y nacido en el mismísimo barrio de Bozate, según el mismo algo muy importante unió a cátaros y agotes, su habilidad para trabajar la madera.

Casa Museo Xavier Santxotena
Casa Museo Xavier Santxotena

El que fueran leprosos es una teoría defendida por algunos estudiosos del tema, como por ejemplo Florencio Idoate. Es decir, que no fueron excluidos y apartados de la sociedad por su origen, sino por una enfermedad. Que curiosamente ha acompañado a ser humano durante más de 4.000 años de historia, sin distinguir origen, raza, etnia o capacidad económica. Eso sí, ha servido para que las víctimas de dicha enfermedad hayan sido apartadas sistemáticamente de la sociedad, como nuestros protagonistas de hoy. Si el primer agote fue apartado por esta enfermedad, la pregunta es evidente; ¿todos sus descendientes heredaron la enfermedad?, al parecer no es hereditaria.

Jesucristo con un leproso
Jesucristo con un leproso

No le demos muchas vueltas, esta es la descripción que de los agotes hace un médico francés del siglo XVI:

“Aunque estas afecciones más bien parecen impurezas de la piel que enfermedades que no asientan en la totalidad, sino en ciertas partes del cuerpo de aquellos y de los hombres vulgarmente llamados cagots y leprosos blancos que presentan un albarazo general. En efecto, su verdadero mal no es la elefantisis propiamente dicha que se ha definido como un chancho de todo el cuerpo y que proviene únicamente de la atrabilis —bilis negra seguida de la inflamación de todos los humores—, no es lo que los griegos llamaban lepra y que no es una afección de la piel, ni la mancha negra especie de vitíligo. Su origen está en la pituita; todo lo indica: ¿blancura de nieve, ausencia de toda picazón anestesia?  superficie del cuerpo igual y unida e hinchazón de la cara. La sola cosa que hace suponer que no gozan de una salud perfecta es su mal aliento que proviene de la facilidad con que su pituita se corrompe. Esta afección no es contagiosa como la lepra; no se adquiere por el comercio sexual, es hereditaria y se transmite a los hijos. Es por esta razón por lo que se les prohíbe casarse fuera de su casta por miedo a que está mal, que se mantiene con una invencible persistencia en una cierta población, se extienda más””.

Laurent Joubert 
Laurent Joubert, el médico  en cuestión

Tras esto es más fácil olvidarnos de que los agotes fueran perseguidos por leprosos, además de ser así, lo normal es que hubiesen ido a parar a los diversos hospitales y auspicios que trataban esta enfermedad en la España del siglo XVI.

A modo de conclusión.

Es evidente tras estas líneas que las respuestas al porqué eran marginados los agotes siguen contestación. Lo único que se puede hallar sobre ellos, está en el gran número de publicaciones que se han publicado durante muchos años hablando de ellos. Pero todas coinciden en lo mismo, solo se tienen datos inconexos de decretos de leyes, pleitos, o recursos donde intervenían los agotes. Escritos de coetáneos, como médicos, escritores o funcionarios de la época, pero nada de puño y letra de un agote. En el norte de Navarra sigue siendo un tema controvertido, mientras unos escriben libros sobre el orgullo de ser agote, otros se giran al oír hablar de ellos. Destacar por último que no hace falta buscar los vestigios arquitectónicos de los agotes, las puertas de las iglesias han sido tapiadas, las fuentes donde solo bebían ellos ya no existen y los barrios donde habitaban ahora son bonitos pueblos del norte de Navarra.

Bozate en la actualidad
Bozate en la actualidad

No dejéis de visitar la web de único museo dedicado al mundo de los agotes: valledebaztan.com

Más info:

Minorías malditas, la historia desconocida de otros pueblos de España, Javier García-Egocheaga Vergara, Ed Tikal, 2003.

Seroantropologia e historia de los agotes, Pilar Hors.

Agotes en los valles de Roncal y Baztán, Florencio Idoate Iragui

3 comentarios en «Misterioso pueblos de los agotes, la marginación sin respuesta»

  1. Muy interesante tocayo. Viviendo donde vivo cosas he oído y leído al respecto pero me parece tan interesante que indagar un poco más no me vendrá nada mal. Sigue por favor escribiendo reportajes de este tipo que me encantan. Mucho ánimo en esta etapa tan complicada.

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