19 marzo, 2024

Según la Real Academia de la Lengua, el feminismo es una “ideología que defiende que las mujeres deban tener los mismos derechos que el hombre”. Hasta aquí podemos estar totalmente de acuerdo, pero si digo que él que sentó las bases de este movimiento social fue un hombre, todos nos podemos sorprender. En definitiva, entre todas las listas que se encuentran de defensores de dicho movimiento solo existen mujeres. Para muestra un botón: os dejo este enlace, mujeresenlahistoria que por cierto es genial.

A continuación os quiero presentar a un personaje coetáneo, a las primeras mujeres representantes de los inicios del feminismo. Vaya por delante que el resto de mujeres de las múltiples listas de feministas,  están tan capacitadas como él o más, para ocupar los primeros puestos en cuanto a importancia, lo que me resulta más extraño es que no aparezca en ninguna.

Marie-Jean-Antoine-Nicolas de Caritat, “marqués de Condorcet”.

Nuestro personaje nació en la región francesa de la Picardía, situada al norte de París en 1743. Su nacimiento en el seno de una familia noble y religiosa le permitió desde bien temprano el acceso a los estudios. A la edad de 15 años ingresó en el prestigioso colegio católico de Navarra, en la capital francesa. Allí se especializó en ciencias y matemáticas, de la cual con los años, se convertirá en uno de los mejores exponentes de la ilustración francesa. Tras terminar sus estudios y gracias a su prestigio como matemático entró de lleno en los círculos  ilustrados de París, donde conoció y trabajó con personajes como Voltaire y Turgot el experto en fisiocracia.

En la década de los años 70 del siglo XVIII, su entrada para trabajar en el gobierno de Francia a las órdenes de Turgot,  le llevará a realizar un giro en su labor.   Comenzará abandonando progresivamente sus matemáticas, para abrazar la filosofía y la defensa de los derechos humanos. En este aspecto destacar que en 1781 escribió, “Reflexiones sobre la esclavitud de los negros”, evidentemente una defensa de los derechos de esta raza.

Sophie de Grouchy

Otro giro en su vida llegó en 1786, cuando se casó con Sophie de Grouchy, veinte años más joven que Condorcet, pero con las mismas convicciones de lucha por los derechos y para cambiar políticamente Francia. Junto a la misma fundan las tertulias del Hotel de la Moneda en París, donde Condorcet trabajaba desde 1775 como Inspector general de la Moneda. A las mismas asistieron los más destacados personajes de la vida social parisina, por ejemplo Thomas Jefferson (tercer presidente de los EE.UU), que en las fechas previas a la Revolución francesa se encontraba en Paris como Embajador de los EE.UU en Francia. Otra de las asiduas, Olimpe de Gouges,  que era una de las más importantes defensoras de los derechos de las mujeres en la Francia de finales del siglo XVIII, por cierto su biografía a parece en el artículo de Mujeres en la Historia.

Olimpe de Gouges

Olimpe de Gouges junto a Sophie de Grouchy convertirán las reuniones del Hotel de la Moneda en sede del “Circulo Social”. Uno de los clubes más revolucionarios y activos de París en lo referente a la defensa de la participación de las mujeres en política. Algo que pese a la Revolución Francesa no fue muy bien visto en ninguno de los ambientes políticos franceses. Exceptuando posiblemente a nuestro personaje de hoy, algo que podemos deducir gracias a algunas de sus obras.

Ensayos filosóficos de Condorcet.

Condorcet dedica varias de sus obras a exponer la necesaria igualdad entre hombres y mujeres. La primera de ellas es un ensayo que divide en dos publicaciones, la primera es de 1787 y la segunda tras la revolución en 1790, las titula: “Sobre la admisión de las mujeres al derecho ciudadano”. En las mismas aborda el tema del republicanismo, desde la vertiente de los derechos políticos de los ciudadanos y en especial de las mujeres. En definitiva nos viene a decir que; ¿para qué cambiar una forma de gobierno? sino lo vamos a hacer coincidir con los intereses generales y en estos no se pueden olvidar de la mitad de la población.

Hotel de la Moneda de París, actualmente el Museo de la moneda.

Para Condorcet el ser humano obtiene sus derechos en base a la virtud de la razón y la moralidad, por lo tanto es este aspecto no existía ni una sola diferencia entre hombres y mujeres, de ahí la libertad de ambos de actuar en consecuencia. Este aspecto estaba en total discordancia con las constituciones presentes a final del siglo XVIII, que incluso negaban a las mujeres el derecho de ciudadanía. Por lo que insta a las mujeres a negarse a pagar impuestos, ante la evidencia de no ser ciudadanas de derecho.

Tras lo cual intenta poner como ejemplo a la constitución inglesa de 1771, la cual convierte a las mujeres en ciudadanas, por lo menos las solteras y viudas con el simple fin de que pagaran impuestos. Pero en cambio las mujeres casadas no son ciudadanas de derecho, ya que una vez casados el hombre y la mujer se convertían en uno solo para la ley, “evidentemente” el hombre.

Nicolas de Condorcet

La segunda de las obras de Condorcet que podemos destacar como base del feminismo, se trata de una más personal. La misma se encuentra encuadrada en su publicación de 1791, titulada: “Memorias sobre Instrucción Pública”, en la cual uno de sus capítulos se lo dedica a su hija, nacida un año antes. En ella a modo de testamento le indica a su hija, que exija, que la educación pública llegue por igual a hombres y a mujeres y además en todos los apartados, ya que estas últimas no pueden quedar excluidas de ningún plan de estudios, incluidos los científicos.

En definitiva, por otro lado es menester recordar el clima político de protestas que vivía Francia tras la Revolución de 1789, el cual pudo facilitar esta defensa a ultranza de los derechos de la mujer por parte de Condorcet. Pero aún así a este filósofo ilustrado se tuvo que enfrentar a los políticos y filósofos coetáneos que se olvidaron por completo de las mujeres, a la hora de proyectar las diferentes constituciones tras la revolución. De su obra prácticamente solo se hicieron eco mujeres, como la anteriormente nombrada Olimpe de Gouges, o también la británica y máxima exponente del feminismo en las islas, Mary Wollstonecraft.

El desgraciado final de Condorcet.

La llegada al poder de los Jacobinos en 1793, puso contra las cuerdas a los políticos girondinos, entre los que encontramos a nuestro personaje. El cual, parece ser que tras estar escondido cinco meses, cayó en manos del Comité de Salvación pública encabezado por Robespierre, tras dos días en la cárcel apareció muerto. Dos versiones encontradas, se suicidó o bien fue envenenado.

No quiero concluir sin decir que evidentemente Condorcet no es el único responsable en poner las bases del feminismo. Sino uno más de los hombres y mujeres que históricamente han luchado por la igualdad entre hombres y mujeres, algo que desgraciadamente todavía tenemos que seguir recordando en pleno siglo XXI. Por todo ello, humildemente pienso que Condorcet podía tener un hueco en las listas de personajes importantes en la defensa del feminismo.

Mas info: stanford.library

Imágenes: commons.wikimedia

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