Caminando por la historia

Albert Le Lay el héroe anónimo de Canfranc en la 2GM

En un pequeño y angosto valle pirenaico de la provincia de Huesca, surge una de las construcciones más importantes de principios del siglo XX en España. Efectivamente, estoy hablando de la célebre Estación Internacional de Canfranc, la cual recibe el sobrenombre de Internacional porque fue gestionada desde un principio por los dos países, España y Francia.

Su historia está llena de continuos problemas, desde su inauguración en 1928, hasta su cierre definitivo en 1970. Por ella han pasado las crisis económicas, la guerra civil española y la 2ª Guerra Mundial. Precisamente durante esta última surgirá la historia de nuestro protagonista Albert Le Lay.

Estado actual de la Estación Internacional, en imagen el único tren que circula hoy día, y conocido como el Canfranero

Francia dividida en dos.

A modo de resumen y para ponernos en situación, es preciso recordar la ocupación de régimen nazi de la mitad de los territorios de Francia. Dicha ocupación se produjo a partir de la toma de Paris, por las tropas alemanas, el 14 de junio de 1940. A partir de ese momento nacían estas dos Francias, por un lado la ocupada y por otro lado la Francia de Vichy. Esta última por decirlo de alguna manera la Francia Libre, pero evidentemente bajo una enorme presión. Así mismo destacar que especialmente en esta zona, surgirá la denominada resistencia nazi, entre los principales mandos del neutralizado ejército francés.

Albert Le lay

Imagen de la llegada de Albert Le Lay a Canfranc. Hoy día mostrada en los carteles turísticos de la estación.

Durante ese año 1940, Albert Le Lay llega Canfranc tras ser nombrado jefe de la aduana francesa. A los pocos meses se puso en contacto con él uno de los líderes de la resistencia francesa, el Coronel  Gilbert Renault, más conocido como el Coronel Remy.

A partir de ese momento Albert Le Lay se puso al servicio de la resistencia francesa. Evidentemente su puesto en la aduana de Canfranc, era propicio para este cometido. Así por ejemplo colaboró en el paso de la primera radio usada por la Resistencia francesa, o hizo de enlace del correo entre los aliados y la resistencia. Además de salvaguardar la vida de muchos judíos, que huían del régimen nazi impuesto en Francia.

Vagón del año 1933. Posiblemente uno de los usados durante la 2ª Guerra Mundial en Canfranc.

Durante los años que duró dicha proeza, uno de los principales cometidos de dicha línea férrea era el transporte de materiales, desde España a la zona ocupada por Alemania. Es decir, el régimen franquista español vendía a la Alemania nazi materias primas necesarias para la guerra, en este caso principalmente hierro y wolframio. Por lo tanto, en estos trenes como en algunos de pasajeros, pasaron muchos judíos para salvarse de los Campos de Concentración.

Albert Le Lay y los judíos.

El trabajo de Albert Le Lay consistía en esconderlos en los vagones de estos trenes, desde en falsos compartimientos, hasta incluso adosados en los bajos de los trenes. Aunque otros, con más suerte,   simplemente pasaban camuflados entre otros viajeros. También se ocupaba de recoger a aquellos que se aventuraban a cruzar las montañas pirenaicas. Evidentemente para ello contó con muchos colaboradores. Una vez en Canfranc los dotaba de los visados necesarios, para proseguir camino hacia la libertad.

Andén de la parte española.

Acerca de las personas que pudieron llegar a ser ayudadas por Albert Le Lay no existen cifras concretas. Así mismo destacar que la gran mayoría serian personas desconocidas, pero por otro lado, también ha quedado constancia, de su ayuda a personajes ilustres. Entre otros, el pintor francés de origen bielorruso Marc Chagall. También Joséphine Baker, uno de los iconos musicales de la época, y además reconocida como una de las grandes colaboradoras de la Resistencia Francesa. Y por último, algunos familiares de uno de los judíos más ilustres de principios del siglo XX, el inventor del psicoanálisis Sigmund Freud.

La huida de Albert Le Lay.

Pero tan gran hazaña tendrá los días contados. Dado que la Gestapo alemana tenía policías infiltrados tanto entre la Francia de Vichy como en la España franquista. Además de la grave situación, que supuso la ocupación completa de Francia, por las tropas nazis en noviembre de 1942. En concreto, en septiembre de 1943 llegan noticias desde Oloron, una de las poblaciones más importantes del otro lado de los Pirineos. La Gestapo se dirigía a apresar a Albert Le Lay, al cual no le queda más remedio que seguir los pasos de los judíos ayudados.

Gracias a la ayuda de sus vecinos consiguió llegar a Madrid, desde donde necesito la ayuda de la embajada del Reino Unido para escapar definitivamente. En concreto huyó junto a su mujer y uno de sus hijos a Argel, lugar donde residía el gobierno de la Francia libre encabezado por De Gaulle, allí paso el resto de la 2ª Guerra Mundial.

Su vuelta a Canfranc.

Cae la noche sobre Canfranc.

Tras acabar la 2ª Guerra Mundial  volvió a Canfranc. Todo ello a pesar de tener suculentas ofertas por parte del nuevo gobierno francés para instalarse en Paris. Albert Le Lay demostró que quería permanecer en el anonimato, sus palabras a sus allegados giraban en torno a ello. Además se debía a los canfraneses, aquellos que como el mismo, arriesgaron su vida por ayudar a los demás. Albert Le Lay siguió en su puesto como jefe de la aduana francesa de Canfranc hasta 1957, cuando fue obligado a irse a Bayona. Finalmente morirá en 1988 en San Juan de Luz, a la edad de 89 años y manteniendo su anonimato.

José Antonio Blanco.

Aquí comienza la otra parte de la historia, José Antonio Blanco periodista de Televisión Española, junto a otra serie de compañeros, se deciden entrado el siglo XXI  a recuperar la memoria de este héroe anónimo. Todo ello gracias a unos papeles encontrados por Jonathan Díaz, un conductor de autobuses que hacía en el año 2000 el trayecto fronterizo Jaca-Oloron.

Desde entonces José Antonio Blanco comenzó una meticulosa recopilación de información, ayudado por los familiares de Albert Le Lay. Entre ellos conoció a su hija, que desgraciadamente murió solo unos días después de hablar con José Antonio. Pero la gran ayuda le vino de uno de sus nietos, Victor Fairén. Este sí, decidido a sacar a su abuelo del anonimato.

El resultado de toda esta investigación se puede ver en el documental “el rey de Canfranc”, dirigido por el propio José Antonio Blanco, y su compañero Manuel Priede, y estrenado en TVE en el verano de 2013.

Por cierto, este documental fue inspirador para mi reciente visita a la Estación Internacional de Canfranc y de retruque a este humilde artículo. El cual deseo que lleve la curiosidad a todos sus lectores sobre esta importante figura de la historia del siglo XX.

Esta y otras historias relacionadas las encontraréis en esta magnifica publicación de Ramón J. Campo.

¿por cierto, me ayudareis a compartirlo?