20 abril, 2024

No descubriremos nada si decimos que ya los griegos conocían perfectamente la esfericidad de la tierra. Desde el siglo VI a. C. los matemáticos y filósofos de la Antigua Grecia trabajaban con esas hipótesis, no como los mesopotámicos, para los que la tierra era un gran plato que flotaba en los océanos. Ya lo dijo Aristóteles en el siglo IV aC.; “la tierra es redonda, sino que alguien me explique porqué se recorta la luna de forma circular durante un eclipse, o bien, aparecen y desaparecen los objetos del horizonte al navegar por el mar”. Posiblemente no eran las mismas palabras, pero no serían muy diferentes en una de las clases del filósofo griego ante el joven Alejandro Magno.

Pero por algún motivo difícil de precisar tendrán que pasar más de dieciocho siglos, antes que un alemán decida construir por primera vez la tierra en 3D. Por medio todo el periodo del Imperio romano, y la Edad Media, no es que los habitantes del medievo pensarán como los antiguos mesopotámicos, sino más bien que nos les dejaron pensar mucho. Un inciso en este punto para recomendaros el excelente artículo de mi amigo Francisco Javier Tostado: realmente-pensaban-en-la-edad-media-que-la-tierra-era-plana

Mirando el Atlántico.

Pero llegó la Baja Edad Media, con ella las universidades, el humanismo y posteriormente la caída de Constantinopla ante los árabes. La tierra era redonda, lo sabían desde los griegos, por lo tanto, podían existir dos nuevos caminos para llegar a las ricas especias de las Indias, pero ambas pasaban por el conocimiento del Océano Atlántico. O bien bordeaban África, o se aventuraban a atravesar dicho Océano, así dos países se convertirán en protagonistas en la carrera del Atlántico, Portugal y España. Además, contaron en un principio con la financiación de los italianos, los venecianos sobretodo, ya que fueron los principales perjudicados de la pérdida de Constantinopla, La Ruta de la Seda dejó de ser rentable para los ricos comerciantes de la República de Venecia.

Monumento de los descubrimientos con Enrique al Navegante al frente. 
Monumento de los descubrimientos con Enrique al Navegante al frente.

Pero de ambos países, uno pareció tomar la delantera gracias a la figura del hijo de Juan I de Portugal, el Infante Enrique apodado “El Navegante”, hay que reconocer que el apelativo lo dice todo. A pesar de que la fundación de la primera escuela de navegantes en Sagres sigue envuelta en misterios, ya que mientras para algunos fue real, para otros no fue más que una invención del romanticismo portugués del siglo XIX. Aunque dicho esto, no es menos cierto que ya fuera en Sagres, o en Lisboa, la corte portuguesa se fue rodeando de matemáticos, astrónomos y navegantes en pos de cartografiar y conocer mejor el Océano Atlántico, mejorar las técnicas de navegación, e incluso crear nuevos barcos como la Carabela, mucho mejor preparado para las condiciones de navegación atlántica.  Fue en este contexto que un comerciante alemán de nombre Martin Behaim, recaló en el país luso.

Martin Behaim.

Antes de partir a conocer Europa, Martin Behaim, un hombre de negocios del mundo textil se instruyó en astronomía, navegación y matemáticas. Tras un breve paso por los Países Bajos, llegó a Lisboa sobre el año 1484, atraído supuestamente por los viajes atlánticos que buscaban llegar a las Indias eludiendo los tortuosos caminos orientales. En aquellos momentos los portugueses controlaban el Golfo de Guinea y estaban prestos a llegar al Cabo de Buena Esperanza, el sur geográfico de África, en los próximos años.

Martin Behaim
Martin Behaim

Los primeros encargos que recibió llegaron de la mano del rey Juan II de Portugal,  tras convertirlo en miembro de la “Juntas dos Mathematicos”.  Parece ser que estos trabajos estaban relacionados con establecer algún tipo de relación entre la latitud y la altitud respecto al sol, los portugueses ya conocían las dificultades en navegar por el sur del Ecuador sin contar con la visión de la estrella Polar. Durante este periodo, bien en Lisboa, o en las islas Azores donde residió junto a su esposa portuguesa, coincidió supuestamente con Cristóbal Colón.

Erdapfel, “la manzana de la tierra”.

En 1490 vuelve a su localidad natal, donde por encargo de George Holzschuher un miembro del ayuntamiento de la ciudad de Núremberg, comienza la elaboración del globo terráqueo, la tierra en tres dimensiones.  El trabajo duró unas quince semanas, aparte de la estructura en lino reforzada con maderas, lo más difícil fue la adecuación de los mapamundis de la época a la nueva forma esférica.

El Erdapfel expuesto en el Museo Germano de Núremberg
El Erdapfel expuesto en el Museo Germano de Núremberg

El globo terráqueo tenía, o tiene, 51 cm de diámetro, y tuvo un coste al cambio de hoy día de unos 65 euros. Contenía unas 1.100 ubicaciones geográficas, y se podía observar los trópicos Cáncer y Capricornio, aunque un solo meridiano a unos 80º al oeste de Lisboa. Fue pintado con seis colores, azul para el mar, marrón y verde con diferentes tonalidades para la tierra, y el plata para las zonas nevadas o heladas. Por último, destacar que no faltaba la típica simbología medieval de reyes, santos, o animales mitológicos.

En cuanto al aspecto geográfico, el Erdapfel bien podía haber sido pintado en tiempos del propio Ptolomeo en siglo II. Cipango, aparecía en medio del Océano Atlántico rodeado de múltiples islas que han levantado diversas controversias entre los que han estudiado el globo terráqueo de Martin Behaim, no falta quien se atreve a señalar la presencia de un cabo de Brasil, o algunas islas antillanas. Pero lo evidente es que falta América, curiosamente en el mismo momento que Cristóbal Colón se convertía en el primer europeo en llegar al continente americano, evidentemente antes que se me echen encima, tras los vikingos.

Detalles de la cartografía del Erdapfel
Detalles de la cartografía del Erdapfel

Si hubo otros globos terráqueos antes que el Erdapfel es algo que desconocemos, por lo tanto, podemos afirmar que es el más antiguo del mundo y desde 1907 expuesto en el Museo Nacional Germano de Núremberg.

Mas info:

www.encyclopedia.com

Imágenes:

commons.wikimedia.org

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