16 abril, 2024

Cantavieja, capital de Maestrazgo turolense, es una de aquellos pequeños pueblos de la España despoblada que no nos deja indiferente. Su simple ubicación la hace majestuosa. Encaramada en una colina a 1.300 msnm vigila los valles circundantes, proporcionándole una protección natural que sus diferentes habitantes han sabido aprovechar.

 

Cantavieja fue declarada en 1981 Conjunto Artístico Histórico, dando especial importancia a los sucesos acontecidos en la villa, que han dotado a la misma de una singular idiosincrasia, acompañada de diversos monumentos históricos.

Un recorrido por la historia de Cantavieja.

El lugar donde se encuentra esta bella localidad ha sido morada consecutiva de grupos humanos, desde el Paleolítico hasta la actualidad. Se han encontrado en su territorio vestigios de los íberos, los romanos y los árabes. Aunque su llegada al registro histórico se produce en tiempos del rey de Aragón, Alfonso II (1164-1196). Solo un año después de la muerte del monarca los Templarios la convierten en la capital de la Bailía de Cantavieja.

Poco más de un siglo después, el rey de Aragón Jaime II manda, por órdenes del rey de Francia Felipe IV, acabar con los templarios. Las persecuciones a los soldados de Cristo se suceden en toda la Península, épicas son las defensas de estos de varias fortificaciones de la Corona de Aragón, como Peñiscola, Miravet y en especial la que nos atañe. Los Templarios de Cantavieja aguantaron en el castillo ocho meses de duros asedios.

Tras los Templarios, el control de Cantavieja paso a los Hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén, que llevaran a la localidad a los años de mayor esplendor de la villa. Ya en época moderna se convirtió en una de las ciudades ganaderas de Aragón, concretamente la explotación de la lana acarreó un gran bienestar económico a sus ciudadanos. A partir del siglo XVIII se construyen ermitas, iglesias, hospitales y en especial casas solariegas de sus ricos habitantes.

Pero llegó la desamortización de Mendizábal en el siglo XIX, y con ella la confiscación de bienes de las órdenes religiosas. En Cantavieja, los hospitalarios se habían mantenido al frente de la población más de cinco siglos, y tan brusca caída de las tradiciones que trajo el liberalismo, pudo ser el motivo de que en ella se hicieran fuertes los siguientes personajes de la historia de este municipio.

Los Carlistas, defensores a ultranza de las antiguas tradiciones absolutistas y cristianas llegan y se hacen fuertes en Cantavieja. Hasta ella, en plena Primera Guerra Carlista, llegó Ramón Cabrera apodado “El tigre del Maestrazgo”, para hacerla su residencia y asentar su ejército Carlista, que luchaba contra los partidarios de que Isabel II se sentara en el trono de España.

Sobre el siglo XX, pues que decir, sufrió como todos las Guerra Civil y sobre todo la emigración durante el franquismo. Si a principios de dicho siglo tenía unos 2.000 habitantes, en la actualidad no llega a 750.

Recorriendo en imágenes.

La calle Mayor de Cantavieja es la columna vertebral del municipio, recorriéndola de sur a norte encontraremos los principales edificios de la misma.
La primera parada bien puede ser la Oficina de turismo de Cantavieja. En su interior encontraremos el Museo de las Guerras Carlistas, pequeño pero muy ameno y bien documentado.
La Plaza porticada de Cantavieja es el lugar más céntrico de la villa, su conservación es excelente. Al fondo de la misma nos encontramos con el Ayuntamiento, donde destacan sus ventanas góticas y el escudo de la villa.
Es una plaza viva, donde se celebran los principales actos de la ciudad.
La torre de la Iglesia fue construida en 1612 sobre al misma calle Mayor, a escasos metros de la Plaza Porticada. Se puede visitar su interior con visita guiada y conocer la maquinaria del reloj y algunas exposiciones de objetos de la villa.
Interior de la Iglesia de la Asunción, construida en el siglo XVIII por el arquitecto Antonio Nadal. Su visita también es guiada.
Castillo templario de Cantavieja. En el norte de la villa. Hoy día una gran explanada amurallada. Al final del mismo encontramos la ermita del Santo Sepulcro construida a finales del siglo XIX.
Aunque no existan restos del castillo, estas ventanas nos pueden trasportar a la magnifica visión que los Templarios tenían de los territorios circundantes. En concreto desde aquí vigilaban la subida por el Barranco de San Juan.
Exterior de la Iglesia de San Miguel construida en el año 1411.
En el interior de dicha iglesia encontramos uno de los mejores ejemplos del arte gótico de la provincia de Teruel. Se trata del oratorio que contiene los restos de Gonzalo de Funes, Castellán de Amposta de la Orden de San Juan.
Cruzamos nuevamente la calle Mayor para llegar a las murallas de Cantavieja. En este lugar encontraremos los restos de la Muralla Aspillerada que construyeron los Carlistas para mejorar la defensa de la villa.
Asomarse a la muralla para disfrutar de las magnifica visión de este pueblo construido sobre la rocas del Maestrazgo.
Pasear por sus calles, ya sea en una cálida tarde de verano, o como en mi caso, una fría tarde otoñal que nos obsequia con esta especial luz.
Descubrir todos sus rincones, arquitectura e historia se funden en la preciosa Cantavieja, capital del Maestrazgo turolense.

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