28 marzo, 2024

En un pequeño y angosto valle pirenaico de la provincia de Huesca, surge una de las construcciones más importantes de principios del siglo XX en España. Efectivamente, estoy hablando de la célebre Estación Internacional de Canfranc, la cual recibe el sobrenombre de Internacional porque fue gestionada desde un principio por los dos países, España y Francia.

Su historia está llena de continuos problemas, desde su inauguración en 1928, hasta su cierre definitivo en 1970. Por ella han pasado las crisis económicas, la guerra civil española y la 2ª Guerra Mundial. Precisamente durante esta última surgirá la historia de nuestro protagonista Albert Le Lay.

El Schindler de Canfranc, Albert Le Lay
Estado actual de la Estación Internacional, en imagen el único tren que circula hoy día, y conocido como el Canfranero

Francia dividida en dos.

A modo de resumen y para ponernos en situación, es preciso recordar la ocupación de régimen nazi de la mitad de los territorios de Francia. Dicha ocupación se produjo a partir de la toma de Paris, por las tropas alemanas, el 14 de junio de 1940. A partir de ese momento nacían estas dos Francias, por un lado la ocupada y por otro lado la Francia de Vichy. Esta última por decirlo de alguna manera la Francia Libre, pero evidentemente bajo una enorme presión. Así mismo destacar que especialmente en esta zona, surgirá la denominada resistencia nazi, entre los principales mandos del neutralizado ejército francés.

Albert Le lay

El Schindler de Canfranc, Albert Le Lay
Imagen de la llegada de Albert Le Lay a Canfranc. Hoy día mostrada en los carteles turísticos de la estación.

Durante ese año 1940, Albert Le Lay llega Canfranc tras ser nombrado jefe de la aduana francesa. A los pocos meses se puso en contacto con él uno de los líderes de la resistencia francesa, el Coronel  Gilbert Renault, más conocido como el Coronel Remy.

A partir de ese momento Albert Le Lay se puso al servicio de la resistencia francesa. Evidentemente su puesto en la aduana de Canfranc, era propicio para este cometido. Así por ejemplo colaboró en el paso de la primera radio usada por la Resistencia francesa, o hizo de enlace del correo entre los aliados y la resistencia. Además de salvaguardar la vida de muchos judíos, que huían del régimen nazi impuesto en Francia.

El Schindler de Canfranc, Albert Le Lay
Vagón del año 1933. Posiblemente uno de los usados durante la 2ª Guerra Mundial en Canfranc.

Durante los años que duró dicha proeza, uno de los principales cometidos de dicha línea férrea era el transporte de materiales, desde España a la zona ocupada por Alemania. Es decir, el régimen franquista español vendía a la Alemania nazi materias primas necesarias para la guerra, en este caso principalmente hierro y wolframio. Por lo tanto, en estos trenes como en algunos de pasajeros, pasaron muchos judíos para salvarse de los Campos de Concentración.

Albert Le Lay y los judíos.

El trabajo de Albert Le Lay consistía en esconderlos en los vagones de estos trenes, desde en falsos compartimientos, hasta incluso adosados en los bajos de los trenes. Aunque otros, con más suerte,   simplemente pasaban camuflados entre otros viajeros. También se ocupaba de recoger a aquellos que se aventuraban a cruzar las montañas pirenaicas. Evidentemente para ello contó con muchos colaboradores. Una vez en Canfranc los dotaba de los visados necesarios, para proseguir camino hacia la libertad.

El Schindler de Canfranc, Albert Le Lay
Andén de la parte española.

Acerca de las personas que pudieron llegar a ser ayudadas por Albert Le Lay no existen cifras concretas. Así mismo destacar que la gran mayoría serian personas desconocidas, pero por otro lado, también ha quedado constancia, de su ayuda a personajes ilustres. Entre otros, el pintor francés de origen bielorruso Marc Chagall. También Joséphine Baker, uno de los iconos musicales de la época, y además reconocida como una de las grandes colaboradoras de la Resistencia Francesa. Y por último, algunos familiares de uno de los judíos más ilustres de principios del siglo XX, el inventor del psicoanálisis Sigmund Freud.

La huida de Albert Le Lay.

Pero tan gran hazaña tendrá los días contados. Dado que la Gestapo alemana tenía policías infiltrados tanto entre la Francia de Vichy como en la España franquista. Además de la grave situación, que supuso la ocupación completa de Francia, por las tropas nazis en noviembre de 1942. En concreto, en septiembre de 1943 llegan noticias desde Oloron, una de las poblaciones más importantes del otro lado de los Pirineos. La Gestapo se dirigía a apresar a Albert Le Lay, al cual no le queda más remedio que seguir los pasos de los judíos ayudados.

Gracias a la ayuda de sus vecinos consiguió llegar a Madrid, desde donde necesito la ayuda de la embajada del Reino Unido para escapar definitivamente. En concreto huyó junto a su mujer y uno de sus hijos a Argel, lugar donde residía el gobierno de la Francia libre encabezado por De Gaulle, allí paso el resto de la 2ª Guerra Mundial.

Su vuelta a Canfranc.

El Schindler de Canfranc, Albert Le Lay
Cae la noche sobre Canfranc.

Tras acabar la 2ª Guerra Mundial  volvió a Canfranc. Todo ello a pesar de tener suculentas ofertas por parte del nuevo gobierno francés para instalarse en Paris. Albert Le Lay demostró que quería permanecer en el anonimato, sus palabras a sus allegados giraban en torno a ello. Además se debía a los canfraneses, aquellos que como el mismo, arriesgaron su vida por ayudar a los demás. Albert Le Lay siguió en su puesto como jefe de la aduana francesa de Canfranc hasta 1957, cuando fue obligado a irse a Bayona. Finalmente morirá en 1988 en San Juan de Luz, a la edad de 89 años y manteniendo su anonimato.

José Antonio Blanco.

Aquí comienza la otra parte de la historia, José Antonio Blanco periodista de Televisión Española, junto a otra serie de compañeros, se deciden entrado el siglo XXI  a recuperar la memoria de este héroe anónimo. Todo ello gracias a unos papeles encontrados por Jonathan Díaz, un conductor de autobuses que hacía en el año 2000 el trayecto fronterizo Jaca-Oloron.

Desde entonces José Antonio Blanco comenzó una meticulosa recopilación de información, ayudado por los familiares de Albert Le Lay. Entre ellos conoció a su hija, que desgraciadamente murió solo unos días después de hablar con José Antonio. Pero la gran ayuda le vino de uno de sus nietos, Victor Fairén. Este sí, decidido a sacar a su abuelo del anonimato.

El resultado de toda esta investigación se puede ver en el documental “el rey de Canfranc”, dirigido por el propio José Antonio Blanco, y su compañero Manuel Priede, y estrenado en TVE en el verano de 2013.

Por cierto, este documental fue inspirador para mi reciente visita a la Estación Internacional de Canfranc y de retruque a este humilde artículo. El cual deseo que lleve la curiosidad a todos sus lectores sobre esta importante figura de la historia del siglo XX.

Esta y otras historias relacionadas las encontraréis en esta magnifica publicación de Ramón J. Campo.

¿por cierto, me ayudareis a compartirlo?

8 comentarios en «Albert Le Lay el héroe anónimo de Canfranc en la 2GM»

  1. Muchas gracias, José Mari, por la reseña. Son pequeños apuntes pero ayudan las personas interesadas a situarse. Solo unas puntualizaciones menores. Albert Le Lay fue jefe de aduana, no de estación. No fui yo quien lo «sacó del anonimato» sino mi padre, también llamado Victor Fairén, en sus charlas con Ramón J. Campo. Albert Le lay desembarcó en Francia en agosto de 1944, con órdenes expresas de subir lo más deprisa posible a París, y tomar el poder del aparato del Estado en nombre del Gobierno Provisional. Para llegar a tiempo, tuvo que sobrepasar a los alemanes en retirada.

    1. Hola Víctor, en primer lugar un millón de gracias por acercarte a mi pequeño Blog. Por otro lado comentarte, que todas y cada una de las entradas del mismo, surgen de mi ilusión por compartir la historia. Te puedo asegurar que esta me hizo, si cabe mayor ilusión, ya que llevaba mucho tiempo queriendo visitar Canfranc. Por otro lado comentarte que desde que en 2015 visite Auschwitz, estoy muy sensibilizado con el tema de holocausto. Con lo cual escuchar una historia como la de tu abuelo realmente me emocionó y solo podía poner mi granito de arena para que todo el mundo pudiera interesarse por esta magnifica historia.
      Gracias por las rectificaciones que las actualizaré lo antes posible. Pero lo que no acabo de entender es el tema del parentesco, se que fue tu padre el primero en hablar con Ramón J. Campo, pero considero que el mayor ímpetu puso en dar a conocer la historia, fuiste tu. Es más el que aparece en el vídeo es Víctor Fairén, nieto de Albert Le Lay. ¿Estoy Equivocado?
      Por último me gustaría pedirte donde puedo encontrar más datos de la vuelta de tu abuelo a Paris. Sinceramente no conocía este hecho.
      Solo me resta volverte a agradecer el gran detalle que has tenido de acompañarme.

      1. Hola José Mari. Gracias por tu mensaje. Aclaro tus dudas. El que aparece en el documental de José A. Blanco, soy yo, nieto de Le Lay. Mi padre, Víctor Fairén Guillén, es el que habló con Ramón J. Campo, allá por el 2003, creo recordar, y es quien es mencionado en los libros de Ramón. En cuanto a la vuelta de mi abuelo a París, en el 44, fue como te lo conté en mi comentario. Tengo las órdenes de misión que lo hacen desembarcar en Provenza y tratar de subir a París lo más rápidamente posible, incluso yendo por delante de las tropas aliadas. De Gaulle quería hacerse con los mecanismos del poder antes incluso de que los alemanes la abandonaran. No he atendido mucho el blog últimamente, pero me queda en cartera hacer públicos varios documentos. En todo caso, muchas gracias por tu interés por mi abuelo. Seguiremos en contacto.

  2. Magnífico y aclaratorio el diálogo entre Nieto y Periodista. Gracias a los dos. Solo una reseña he llegado a conocer a tu abuelo y al héroe del periodista al Sr. ABERT LE LAY por la novela Volver a Canfranc de Rosario Raro, magnífica la recomendaré a mis conocidos. Un abrazo. Erundina Vidal.

    1. El hábito por la lectura hace que el mundo sea más pequeño. Por casualidad llego a este enlace, pero no es casual que conociera a Erundina, siempre con un libro, leyendo, por Velarde o Gral. Castaños en tiempos juveniles.

  3. He legado aquí porque, casualmente, ayer, la 2 de rtve emitió el reportaje aquí reseñado. Lo desconocía y aún estoy impactada por esta historia. Grandiosa. Impagable la labor de los familiares y la del periodista que llo hicieron posible. Historias como esta, no deben caer en el olvido. Gracias. Antonia Puerta

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