29 marzo, 2024

A más de 114 metros del suelo, la cúpula de Santa María del Fiore en Florencia, sigue siendo una de las maravillas más apreciadas del mundo, de todas cuantas fueron construidas por los hombres medievales. A pesar de que hoy día se conoce gran parte de los métodos y técnicas usadas en su construcción, todavía sigue ocultando algún misterio para los arquitectos del siglo XXI.

Lo cierto es que si hace unos días en Caminando por la historia, hablamos del nacimiento de la arquitectura gótica. Hoy lo hacemos de la obra que generará un profundo cambio en las estructuras constructivas medievales.  Escasamente tres siglos después de que el Abad Suger asombrará con su concepción del gótico. Filippo Brunelleschi con su magnífica obra pondrá la primera piedra para llevar al ostracismo a las construcciones góticas en toda Europa.  Aunque como veremos a continuación no fue una empresa fácil.

El comienzo de Santa María del Fiore.

En 1296 se inicia la construcción de la que debía ser la catedral más bella, útil y poderosa de Florencia, y por ende de todos los estados y repúblicas que compartían Península Itálica. Es preciso recordar la gran rivalidad que en la Edad Media tenían todos estos estados, considerados muchos de ellos los más ricos de Europa. Evidentemente  el primer estilo arquitectónico de la nueva catedral no podía ser otro que el gótico imperante en toda Europa. Así de esta manera con el trabajo de diferentes arquitectos, y pese al parón de varios años por culpa de la Peste negra, en 1380, Sant María del Fiore se convirtió en una de las Catedrales más importantes de toda la Península Itálica.

Interior de Santa María del Fiore de estilo gótico

Pero a partir de ese momento a la ciudad de Florencia y a su Catedral le surgirán dos grandes inconvenientes. En primer lugar el enorme hueco dejado en la cubierta de la catedral,  concretamente un hueco redondo con un diámetro de 50 metros, y además a más de 55 metros de altura. Desde la finalización de la obra principal se alternó las construcciones de maderas para taparlo, con temporadas al aire libre cuando la madera no conseguía pasar los duros inviernos.

El otro problema venia de su vecino y mayor enemigo. Milán había comenzado en 1386 su proyecto de catedral. Sus primeros propósitos dejaban a las claras que Milán estaba dispuesto a construir la Catedral gótica más grande de Europa, y además en el espectacular estilo gótico flamígero. Por lo que a las autoridades de Florencia no les quedaba más remedio que dar un golpe de efecto, para seguir contando con una catedral a la altura de las grandes capitales culturales de Europa.

El concurso de la Cúpula.

En el año 1418 dichas autoridades florentinas deciden convocar un concurso entre arquitectos y constructores, con el fin de acabar las obras de la Catedral de Sant María de Fiore. Si algo tenían claro en Florencia, era la necesidad de acabarla en una estructura que se diferenciara de los acabados góticos imperantes en la rival de Milán. Al concurso se presentaron los más célebres profesionales del momento, el reto valía la pena.

Las bases eran claras, se debía acabar mediante una cúpula circular, que no contará con los sistemas constructivos del gótico, eludiendo los arbotantes y los arcos ojivales. La enorme altura de la misma suponía un problema añadido. Entre las propuestas algunas curiosas, como utilizar piedras volcánicas para reducir el peso, o montar la cúpula sobre un pilar central, ambas desechadas por falta de estética.

Otras inverosímiles, como llenar la catedral  con tierra para apoyar la cúpula, y más absurda la solución para extraer luego dicha tierra. Esta se haría mediante la búsqueda de monedas, por parte de los más necesitados, que se habrían escondido dentro del enorme montón de tierra.

Ante tales rivales, parece ser que Brunelleschi, lo pudo tener relativamente sencillo para hacerse con el concurso. Además su propuesta era tentadora, no iba hacer una cúpula sino dos, y para más inri lo haría sin tener que levantar grandes andamiajes. Tras lo cual algunos lo trataron de altanero y soberbio, pese a ello Brunelleschi no reveló en aquel concurso su secreto mejor guardado. Finalmente las autoridades lo dieron por ganador y mandaron empezar en breve la construcción de la cúpula, no sin antes poner como arquitecto supervisor de las mismas al máximo rival de Brunelleschi. En concreto Lorenzo Ghiberti el elaborador de la puerta de bronce del Baptisterio de Florencia, otra de las obras cumbres de la bella ciudad toscana. Además la construcción de dicha puerta, como veremos en breve, fue el primer desencuentro con nuestro personaje.

Filippo Brunelleschi

Nació en la misma Florencia en el año 1377, desde muy joven se intereso por el arte y la arquitectura. Su formación corrió a cargo de los múltiples talleres de la floreciente ciudad medieval, que atravesaba el rio Arno. Además se formó en múltiples  artes que iban desde la pintura, a la escultura, la forja, el dibujo, etc.

Aunque uno  de los principales puntos de inflexión en su carrera ocurrirá tras el referido encuentro con Ghiberti. Este tuvo lugar durante el concurso para la realización de las puertas del Baptisterio, la clara victoria del primero llevó a Brunelleschi a emigrar a Roma en la búsqueda de nuevos camino para su arte. Por cierto en dicho camino le acompaño Donatello, que junto a nuestro protagonista se convertirá en uno de pilares del Renacimiento.

Roma era evidentemente la ciudad clásica por excelencia. Los mejores edificios y monumentos de la civilización romana, que consiguieron mantenerse en pie durante la Edad Media, eran testigos del glorioso pasado. Al menos durante dos años Donatello y Brunelleschi estuvieron estudiando la arquitectura romana. A partir de este momento nos será más fácil reconocer en la escultura de Donatello la influencia clásica. Así como encontrar el secreto constructivo de Brunelleschi en la cúpula de Santa María de Fiore, que no es otro que el Panteón de Agripa. Para el estudio del mismo Filippo demostró ser un experto en matemáticas, para hallar la forma de repetir la cúpula del Panteón en su ciudad natal.

Interior de la cúpula del Panteón de Agripa.

Dieciséis años de construcción.

Dos años después del concurso, por lo tanto en 1420, se inició la construcción de la cúpula. Volviendo al principio, debemos decir que no todos los secretos de Brunelleschi están resueltos, los expertos todavía debaten si se uso el sistema clásico de cimbras de madera, que por ejemplo se uso en Panteón de Agripa. Aunque por otro lado si conocemos algunos muy interesantes.

El primero de ellos consiste en la manera de resolver el principal peligro de las construcciones en cúpula. Este no es otro que la presión ejercida por la gravedad en la parte superior de la misma, esta al encontrarse con una superficie curvada realiza una presión lateral hacia el exterior de la cúpula. La forma de resolver este problema por parte de Brunelleschi, fue convertir la cúpula en un tonel de vino. Exactamente si nos fijamos en un tonel, vemos que para que no se abra se colocan alrededor del mismo una especia de flejes metálicos.

Juego de presiones en la Cúpula

Pues bien, eso mismo hizo el arquitecto florentino, en este caso desde la base de la cúpula en la que hizo un cincho circular a base de piedra, hierro y madera, repitiéndolo en tres diferentes niveles superiores. Pero todavía había más, cuando Brunelleschi durante el concurso promete dos cúpulas en vez de una, ya estaba pensando en solucionar la presión lateral. Solo hay que pensar que la interior encuentra menos presión que la exterior, de ahí que uniéndolas mediante sólidos arcos de anillos consiga eliminar mejor esta presión lateral.

En segundo lugar debemos hablar del Brunelleschi inventor. Era muy evidente que otro de los principales problemas era la altura de la cúpula, recordemos 55 metros la base de la misma. Para solucionarlo de la mente de genio de Florencia surgieron algunos de los artilugios constructivos más importantes de la Edad Media, algunos de ellos usados hasta la revolución industrial del siglo XIX.

Dibujos de Leonardo da Vinci, que muestran inventos de Brunelleschi

Decir que de estos inventos nos ha quedado constancia, por ejemplo, en los dibujos de otro genio toscano, Leonardo da Vinci. Entre  los inventos se encontraban impresionantes grúas  dotadas de grandes avances para la época, como el desplazamiento lateral, o un perfecto sistema de embrague para cambiar el sentido de giro de las mismas.

Mucho más que la cúpula medieval más bella del mundo.

La construcción de la cúpula de Santa María del Fiore tuvo un  enorme significado para la historia. En primer lugar para la ciudad de Florencia, que pudo ver realizado el sueño de quedar por encima del rival Milán. Pero sobre todo por el nacimiento de un nuevo concepto cultural que alcanzará su máxima expresión en el siglo XVI. Además en todos los sentidos de la vida, el arte, la política, la filosofía etc. se vieron impregnados del Renacimiento. Su nombre deja bien a las claras su procedencia, el renacer de la cultura clásica de Roma y Grecia. Aquella que inspiró a Brunelleschi para copiar la cúpula del Panteón de Agripa en la catedral de su ciudad natal.

Santa María del Fiore

Un hecho importante sucedido tras la finalización de las obras es visto por los historiadores como uno de signos inequívoco del arranque del Renacimiento. Concretamente diez años después de finalizar la cúpula, Filippo Brunelleschi fallecía repentinamente. Su funeral se llevo a cabo bajo la misma cúpula que había diseñado él, además de ser sepultado en la misma. Este hecho que a nosotros nos puede parecer lógico, no lo era en la Edad Media, ya que solo los santos y los más altos personajes de la nobleza tenían tal distinción. Por lo tanto era el inicio de un nuevo concepto filosófico que vendrá de la mano del Renacimiento, el Humanismo. Este se basa en encumbrar al hombre como antiguamente lo habían hecho las culturas clásicas.

La tumba de Brunelleschi.

Tras la cúpula de Florencia vendrán entre otras la de la Basílica de San Pedro en Roma, o incluso en el siglo XIX la del Capitolio de Washington, ambas inspiradas en la del genio de Florencia. Por último destacar que si la arquitectura renacentista impregnará la sociedad de la Edad Moderna, un tal Giorgo Vasari perdonar por el menosprecio,  se encargará de acabar con la arquitectura gótica, al menospreciarla como el arte de los bárbaros. Por cierto el que suscribe se queda con esta última.

Mas Info: Ross King, La Cúpula de Brunelleschi, 2005, Editorial Apóstrofe

Imágenes: commons.wikimedia

1 comentario en «La Cúpula de Brunelleschi, el final de la Edad Media.»

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