29 marzo, 2024

 

La vertiente norte de la cordillera pirenaica es una enorme muralla compuesta por impresionantes rocas calizas. Su formación tuvo lugar  durante la orogenia alpina, hace 55 millones de años, cuando el choque de las placas africana y europea hizo emerger la cordillera. Tras lo cual, estas rocas fueron sometidas a una gran erosión cárstica, a la que se sumó la erosión superficial de cientos de ríos en su camino al Atlántico. Todo ello ha conformado un paisaje de barrancos, cañones, galerías subterráneas, cavidades y cuevas.

Paisaje típico de la vertiente norte de los Pirineos

Precisamente estas últimas son las que nos ocupan hoy día. Ya que esta constatado que más de un cincuentena de ellas fueron habitadas por el Homo Sapiens tras su llegada a Europa. En concreto a partir del Paleolítico, una de las épocas más frías de nuestro planeta. En Caminando por la historia, ya hemos conocido dos de ellas, estoy hablando de la Cueva de Niaux y sus espectaculares pinturas negras. Y en segundo término la Cueva de Mas d’Azil sin duda una de las más importantes de todos los Pirineos.

El Grabado en placa mas famoso de Bédeilhac, de un joven bisonte

Pero hoy toca hablar de otra de ellas, la cueva de Bédeilha, conocida y estudiada desde el siglo XIX. Pero será precisamente en 1906 cuando Henry Breuil, una vez más, sea quien descubra en su interior pinturas paleolíticas. Tras lo cual, posteriormente fueron datadas como pertenecientes al denominado periodo Magdaleniense, ósea alrededor de hace 15.000 años.  Ahora bien, podríamos catalogar a Bédeilhac como una de tantas cuevas Paleolíticas del Pirineo. Pero lo que la hace especial pasó durante el siglo XX, en concreto durante la 2ª Guerra Mundial.

Una cueva descomunal.

Sin duda es lo primero que salta a la vista. La cueva de Bédeilhac tiene más de un kilómetro de profundidad. Además tiene al menos seis galerías internas donde se han localizados la mayor parte de los restos prehistóricos. Pero lo que más llama la atención, y el motivo que nos atañe, es su espectacular entrada de más de 17 metros de altura y cerca de 50 metros de anchura.

La cueva en una imagen de 2014

Estas descomunales medidas sirvieron para convertirla en un taller de reparaciones durante la 2ª Guerra Mundial, y posiblemente como pista de despegue de los aviones alemanes. Este último aspecto debidamente entrecomillado, ya que la mayoría de estudios se decantan por la falsedad de este último punto.

¿Qué sucedió?

Tras el estallido de la 2ª Guerra Mundial, en el mes de Septiembre de 1939, el gobierno francés decide pasar a la acción. En consecuencia emite una circular donde exige a las industrias, principalmente armamentísticas, su protección ante intentos de sabotaje o destrucción, por parte del rival alemán.

En dicho contexto aparece la figura de Emile Dewoitine, uno de los grandes constructores de aviones franceses. Entre otros, de su taller en Toulouse salía a diario el mejor avión de guerra del ejército francés, me estoy refiriendo al Dewoitine D520.

Dewoitine D 520

Tras desechar la idea de instalarse en la cueva de mas d’Azil.  El empresario de Toulouse decide preparar Bédeilhac para instalar allí su planta de ensamblaje de aviones. Por lo tanto, a finales de 1939 empieza los trabajos de nivelación, y posterior asfaltado de la entrada de la cueva.

En junio de 1940 ya se había habilitado 350 metros, estos sirvieron de cobijo a los primeros aviones que llegaban de Toulouse. Aunque ese mismo mes, todo se detendrá de golpe. El motivo, el armisticio firmado por el Hitler y el Mariscal Pétain, este último el líder del régimen colaboracionista francés. Por cierto y como es conocido,  esta firma se celebró, en el mismo vagón donde tuvo lugar la firma del  armisticio, de la primera Guerra Mundial entre alemanes y franceses. El sitio elegido no fue casualidad, sino la devolución de la humillación que los alemanes habían sufrido en 1918.

A partir de ese momento, la actividad en nuestra protagonista, pasará a un segundo término. Ya que durante la Francia de Vichy, el férreo control alemán imposibilitó su función.

La Wehrmacht toma el control.

El 8 de noviembre de 1942 las tropas aliadas inician la operación Torch. Esta se convierte en un desembarco de tropas aliadas en el norte de África, con la clara intención de acabar con el dominio de Alemania en dicho continente. Además de ser punta de lanza para la ofensiva contra la Italia de Mussolini. La reacción no se hizo esperar, tres días después Alemania finiquitaba los escasos recursos de la Francia de Vichy.

Reparaciones de un avión alemán en Bédeilhac

El peligro para el III Reich era evidente. El control del mediterráneo por parte de los aliados, suponía como ya me he referido, vía libre contra el gran aliado en Europa de la Alemania de Hitler, que no era otra que Italia.

Por dicho motivo la Wehrmacht alemana decide ocupar la cueva de Bédeilhac. Sin duda juega a su favor la estratégica situación. Dicha ocupación se convertirá, en la época más oscura en lo referente a información de esta cueva, durante el periodo de la 2ª Guerra Mundial. Por un lado esta constatada la ocupación de la misma para realizar trabajos de reparación de aviones. Aunque en el aspecto de que sirviera como pista de despegue de aviones alemanes, como ya me referido,  surge la controversia.

Un despegue desde Bédeilhac

Hoy día, la mayoría de historiografía se decanta por que no existió ningún despegue, desde la pista preparada para tal efecto, durante el periodo de la  2ª Guerra Mundial.  A pesar de ello, sigue habiendo las evidentes referencias de testigos que lo aseguran, aunque no se les ha concedido gran credibilidad.

Georges Bonnet si despegó desde Bédeilhac.

En 1972 el piloto de Tarbes, Georges Bonnet, fue invitado a intentar constatar que los despegues y aterrizajes en Bédeilhac eran posibles. De esta manera a los mandos de un Morane Rallye, dicho piloto despegó  y aterrizó en la cueva en varias ocasiones durante ese año. Este hecho lo volvió a repetir  dos años después, en concreto durante el rodaje de un reportaje para la Televisión Francesa, y además con el Morane Rallye  camuflado como un avión de guerra alemán.

El avión de Bennet

Puestos a especular.

Sin ir más lejos, el mítico Stuka alemán, que fue uno de los aviones más utilizados por la Luftwafe alemana durante la 2ª Guerra Mundial. Más concretamente despegando y aterrizando el uno de los portaviones más importantes de Alemania. Me estoy refiriendo al Graf Zeppelin que atesoraba una eslora de 262 metros. Esta medida era muy inferior a los 350 metros acondicionados de la Cueva de Bédeilhac. Por  lo tanto en un principio no parece tan descabellado el tema del despegue de aviones desde Bédeilhac. Por lo que un servidor seguirá buscando evidencias de certeza en este apasionante tema. Aunque poniendo un toque de humor, no me imagino un fallo de cálculo en el aterrizaje.

Por último y pese a todo lo relatado, no valláis a Bedéilhac a preguntar por el avión  de Georges Bonnet expuesto en la entrada. Los guías del complejo lo contemplan, como una anécdota, comparada con la enorme importancia que dicha cueva tiene para la compresión del Paleolítico Superior.

Mas info: grotte-de-bedeilhac

Imágenes: commons.wikimedia   grotte-de-bedeilhac

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